Arica Cero Onda

Embarcada sin pasaje en el navío Arica Cero Onda llegué al teatro de los murmullos. Lejana una voz parecida a la de Cortázar sentenciaba "pololeo": acotada libertad = encerrada lejanía.
El dolor de la distancia y los latidos que se agitan. Viajes sin brújula a un destino certero. Perdida en el desierto, pérdida en el desierto. Espero que tu aliento siga empañando espejos para poder dibujar en ellos, que sigas descompasando los tic tac de los relojes enmohecidos, desentonando himnos, enlaustrando uniformes, chillando los colores de tus creaciones, libertando con tu semblante: amando.

Arica en otoño

Calle 18 de septiembre, un paseo escoltado de palmeras y flores.

Ahí donde no hay patio (estás vos)

Hoy empezó el frío ... además de las bombas. Las molotov incendiaban el asfalto al costado de los carros hidrantes y el gas lacrimógeno dejó sus huellas en mi nariz y garganta. La calle de la universidad sembrada de cascotes y policías verdes, como tallos erguidos al sol, custodiaban la esquina lejana de la entrada/salida del edificio, e impedían el paso.
Sumado a tu paradero desconocido me asalta el sonido de los tambores del Regimiento que está ensayando (como hace décadas y aunque haya terminado la dictadura militar siguen en pie las otras dictaduras) mientras mi mente se apropia del papel en el que escribo. Hace más de 12 horas que estoy despierta; duermo sobresaltada desde el último sismo. Estamos en época de terremotos, dicen por ahí, así que ante el mínimo sonido o movimiento en la noche asoma en mí la alerta de escapatoria al patio, ahí donde no hay cables.
Un sueño reparador y en paz. Un niñito con su pelo enrulado y rutilante. El mar del atardecer.
¡Basta de frialdad esquiva y violenta! Ya no más escondites: PIEDRA LIBRE PARA TODOS !!!