Romina Nerguizian

Friday, March 17, 2006

Soledad

"La mayoría de nosotros estamos huyendo de nosotros mismos, de lo que somos; cultivamos varias clases de virtudes para ayudarnos a huir. Cultivamos diversas formas de confianza, de conocimiento, de experiencia; dependemos de la fe. Pero detrás de todo eso hay una sensación inmensa de soledad; y sólo cuando somos capaces de mirarla, de vivir con ella, comprendiéndola plenamente, existe la posibilidad de actuar sin producir una serie de esfuerzos que condicionan la mente para una acción específica....Toda nuestra vida intentamos ser consecuentes con un pensamiento en particular o con una pauta de pensamiento, y el deseo mismo de ser consecuente crea energía, empuje, nos da fuerza y de ese modo reduce la amplitud de la mente. La mente que es consecuente es una mente muy pequeña y mezquina. Una mente pequeña tiene enorme capacidad para la energía; obtiene mucha fuerza de su mezquindad, y así nuestra vida se vuelve muy reducida, muy limitada, muy estrecha. ¿Podemos darnos cuenta de este proceso de dependecia del que sacamos fuerza, en el que hay conflicto, en el que hay miedo, envidia, celos, competitividad, que constantemente reduce todos nuestros esfuerzos de tal manera que siempre hay miedo? ¿No es posible mirar, darse cuenta de nuestra soledad, de nuestra vacuidad, y comprenderla sin intentar huir de ella? La comprensión de la misma no consiste en condenarla, sino en darse cuenta de ella pasivamente, en escuchar todo el contenido de esa soledad. En realidad, significa ir más allá del ego, más allá del yo y actuar desde ahí,. porque nuestra acción actual está dentro de los confines del yo. Puede ser ampliada, extendida, pero siempre es el yo identificándose con una persona o con un ideal; y esa identificación nos da mucha fuerza para actuar, para hacer, para ser; esa identificación refuerza el yo, el ego, en cuyo ámbito siempre hay conflicto, siempre hay aflicción; y por lo tanto, todas nuestras acciones conducen a la frustración.
Reconociendo eso, recurrimos a la fe, recurrimos a Dios como fuente de fortaleza; y eso también es la ampliación del yo, el fortalecimiento del yo, porque el yo está huyendo de sí mismo, de esa soledad en su interior. Cuando somos capaces de afrontarla sin juzgarla o condenarla, mirándola, comprendiéndola, escuchando todo el contenido del yo, de esa soledad, sólo entonces existe la posibilidad de tener una fuerza que no pertenece al yo. Sólo entonces existe la posibilidad de generar un mundo o una cultura diferente."
"Reflexiones sobre el yo" - Krishnamurti

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